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Ciclo Turismo

Paseo a Antioquía :  

Recorrido : 80 kms

 Hizimos el

viaje en bici a Antioquia, tal como lo

habíamos programado. La experiencia fue

muy grata y como siempre la amistad, el

buen humor, la camaradería y la buena onda

 viajan en dos ruedas, o sea estuvieron con

nosotros. Partimos tal como lo planeamos a

las 6am hora peruana es decir a las 7, del paradero de colectivos a Cieneguilla ubicado frente al Kentucky de Aviación con Javier Prado. 20 soles costó fletar el carro donde viajamos 3: Susana, Raúl y Aníbal y las 3 bicicletas sin las ruedas en la parte de atrás de la station wagon.

Una vez en Cieneguilla dispusimos las cosas, nos abastecimos de rehidratante empezamos la pedaleada hacia Antioquia. Poco a poco avanzaban los primeros kilómetros y ya estábamos en

Chontay, primera parada, descansito para comer las uvas que Susana llevó en su canguro, es muy curiosa la variedad de cosas inusuales que ella suele llevar en los viajes.

Proseguimos la marcha y junto al primer puente vimos un aviso grande que decía “5 y 6 de abril Aniversario de Antioquia, festival de comidas, frutas, productos, fiesta, etc.”, cosa que nos entusiasmó a apurar la marcha. Poco después llegamos a Nieve Nieve, segundo descanso en la

tienda-restaurante de Don César, amable y hospitalario anfitrión quien nos brindó buena atención y de donde llamé a Maria Elena, quien está forzada a no ir en bici con nosotros hasta que se recupere totalmente de su operación, para que se anime a ir a Antioquia en los colectivos que parten de la esquina de Arriola con Rosa Toro, y nos dé el alcance allá para estar juntos en el festival.

Avanzamos un poco más y llegamos a Sisicaya, tercer descanso en la bien surtida tienda de la plaza central. Aquí me percaté que el asiento de mi bici estaba flojo, cosa rara porque hacía una semana lo ajusté bien. Esta vez lo desarmé para ver cual es la falla. La cremallera que mantiene el asiento en su posición estaba desgastada,

probablemente por haberse aflojado el perno

que lo sujeta. Hummm... malo, malo, muy

malo. Solución, repasar con la punta de la

cuchilla multiusos las rayas de la cremallera

de las dos piezas de aluminio y unirlas con

triz, ajustando bien el perno y ponerle también

triz a la rosca. Funcionó.

Lo que siguió fue la parte más brava de la ruta, varias subidas una tras otra. La gradiente de altitud fue de 372 m.s.n.m. en Cieneguilla hasta 1,637 m.s.n.m. en Antioquia. A las 2pm aprox., el hambre pudo más que nosotros y nos detuvo en La Palma en la tienda Romerito junto al camino, donde nos despachamos tres deliciosas paltas hechas puré con sal, galletas y Coca Cola.

 

El alma y las fuerzas volvieron al cuerpo y reanimados al enterarnos que la subida más brava terminaba muy cerca y seguían planos y una que otra subidita, reemprendimos la marcha, esta vez sin parar, solo brevemente para tomar hidratante o para dejar pasar los carros, combis o camiones que asombrosamente transitaban en gran número por el camino.

El puente Chamana apareció tras una curva, era el hito que

que esperábamos alcanzar y que indicaba la proximidad de Antioquia, el esfuerzo de la última subida termina con la vista de las primeras casas y la torre de la iglesia. Fueron 7 horas de viaje, 4 de pedaleo y todos los descansos sumaron 3, según la lectura del GPS.

Antioquía recibe al visitante con un lavatorio de pies, el vado del río, para que ingrese al pueblo limpio de cuerpo y alma para que disfrute del colorido y alegre ambiente de sus calles y casas primorosamente decoradas con alegres diseños de flores, plantas, palomas, caballos y estrellas.

Por el aniversario la plaza central estaba vestida con algunas guirnaldas, unas mesas decoradas y dos puestos de venta de los productos que elaboran en el pueblo: mermeladas de manzana, membrillo y guayaba, vinagre de manzana, néctares, etc.. Pero a decir verdad la fiesta fue más bien pálida y apática, no había un ambiente festivo propiamente dicho y muy pocos visitantes. Según nos dijeron la cosa era en el estadio, a 5 cuadras de la plaza central. Luego nos enteramos del divorcio y desencuentro que hay entre el alcalde y la población local, lo cual se reflejaba en la poca o casi nula participación de los vecinos en las festividades. La fiesta en el estadio se trataba de una gran borrachera popular organizada con 6 kioscos para el expendio masivo de cerveza y un estrado para las bandas de música, no había nada para comer y lo poco que hubo ya se había acabado.

Poco después de llegar, en la plaza fuimos abordados por Alex Narciso, personaje simpático, locuaz y muy aficionado a las

bebidas espirituosas, que se

esmeró muy bien en

presentarse como promotor de

turismo de Antioquia, en

explicarnos los atractivos de la

zona, las rutas, etc., y en

ponernos al día del ambiente

sociopolítico local. También nos

ofreció hospedaje en el albergue

de su familia, el Hospedaje Goyita, el cual ofrece un servicio muy básico y con limitadas comodidades, sobre todo en los servicios higiénicos: 1 sanitario, 1 ducha y 2 lavatorios para los 15 huéspedes que alcanza a albergar, además de la poca amabilidad de la dueña a quien parecía molestar recibirnos como huéspedes. Luego nos enteramos que hay otros albergues que ofrecen mejor infraestructura y mejor servicio. En fin, ya pasó...

Una vuelta vespertina por el pueblo, la infaltable mazamorra de calabaza de Antioquía, única en el Perú; algunas pequeñas compras en las tiendas locales y finalmente el cansancio de la jornada nos llevó a la cama hasta el día siguiente.

La mañana pasó rápido, el buen desayuno en el restaurant Sabor y Color a una cuadra de la plaza cayó muy bien, además de hallar que ofrece una variada y colorida vitrina con souvenirs de artesanía local y cositas que llenan la vista y el espíritu del visitante. Ya eran casi las 12. había que partir de inmediato, compramos los productos elaborados localmente y frutas en la plaza. María Elena se embarcó en un colectivo que partía hacia Lima y nosotros en bici iniciamos el camino de regreso ahora de bajada.

La velocidad del viaje de retorno se duplicó y las paradas se redujeron a una. Tiempo total de la vuelta: 2h 20m hasta el puente de Cieneguilla donde nos reunimos para almorzar con María Elena y después continuar de regreso a Lima a bordo de otra station wagon fletada.

Definitivamente que lo mejor del viaje fue la contemplación del paisaje que a medida que íbamos ganando altura se iba tornando verde y florido, sumandose el aire puro, la tranquilidad, el ejercicio intenso, las frutas, la gente y los colores de Antioquía.

Recomendaciones: • Transporte: Colectivos a Cieneguilla en la esquina de Av. Aviación con Av. Javier Prado en San Borja. Colectivos a Antioquía en la esquina de Av. Rosa Toro con Av. Nicolás Arriola en San Luis

• Hospedaje: nos quedamos con el Hospedaje El Rosal que visitamos el año pasado, ubicado a la entrada del pueblo antes de vadear el río.

• Alimentación: En Nieve Nieve, restaurant Don César. En Sisicaya, la tienda frente a la plaza. En La Palma la tienda Romerito. En Antioquía, Restaurant San Juanito y Restaurant Sabor y Color. Los productos elaborados localmente son excelentes recomendamos comprarlos y llevarlos a casa de todas maneras.

Aníbal & María Elena

Teléfono: 433-7981

Visita nuestros NUEVOS sitios web:

www.cicloturismoperu.com

www.perucycling.com

 

 

 

 

Director

Pedro I. Palomino Sosa

CPP No. 1181

Editor

Pedro A. Palomino Alegría

CPP No. 2940

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